domingo, diciembre 10, 2006

La purpurina de Bombay



Chafardeando por Internet, he visto este articulo publicado por EL MUNDO y me he emocionado...

La purpurina de bombay


Las películas 'made in' bollywood son pura purpurina coreografiada.100% sueños. 'Camino a Bollywood' también es la historia de un sueño. Más del camino hasta conseguirlo que de la meta en sí. Y es el primero que la joven productora 16 novenos logra hacer realidad

Entre el listado de obras presentadas en el pasado Festival de Sitges había un ovni. Camino a Bollywood, producida por el jovencísimo equipo de 16 Novenos, protagonizada por la risueña y pizpireta Sara Barrera y dirigida por Raquel, su hermana. Demasiadas primeras veces juntas como para que el resultado no contenga enormes dosis de ilusión, emoción e ingenuidad, sobre todo la de la protagonista.

Camino a Bollywood es la aventura documental que narra, en una intimidad que sólo permiten los lazos fraternales, la historia de una obsesión. La de Sara, una chica catalana que, como tantas otras, se marcha a Londres a aprender inglés y trabajar. En la capital inglesa, la protagonista de la historia asiste como espectadora a Bombay Dreams, un musical sobre la industria de los sueños más potente del mundo, Bollywood. Y, como sucede en las salas de cine indias, en Bombay Dreams el espectador no se acomoda en la butaca hasta adormilarse, sino que más bien salta, grita, llora y ríe con los personajes proyectados en la pantalla.


La fascinación de Sara por la espectacularidad del cine indio la lleva a acudir al Fòrum de les Cultures, en el año 2004, a la búsqueda de clases que la enseñen a ondear el ombligo con la misma sensualidad que las bailarinas hindús. A los dos meses, Sara hace bolos en la rambla del Raval. El tiempo pasa y se acaba convirtiendo en una de las estrellas de la noche temática Raval Lounge que se celebra en La Paloma, donde bailarines de tango, contorsionistas y comida mejicana conviven con los bailes indios en una especie de zoco multicultural. Sara hace amigos indios, se empapa de la cultura bollywoodiense y termina haciendo coreografías para sus colegas indios.

Su hermana Raquel vio el proceso de abducción de su hermana y decidió filmarlo. «Estaba totalmente fascinada por la ingenuidad de esas películas, por su enorme capacidad de evasión», explica la directora. «Aquí tenemos muchos recursos culturales, tantos que no los valoramos. En un país tan pobre como la India, ellos sólo encuentran una válvula de escape a tanta miseria en el cine.Por eso concentran tantas emociones en las películas. Aquí nos tomamos el arte como objeto de análisis, le concedemos un rango intelectual, no nos dejamos llevar. Allí la mayoría de películas son de entretenimiento, aunque también hay algunos directores que consideran que hacen arte y ensayo. Pero que conste que casi todas las películas cuentan con grandes presupuestos».

Casi al mismo tiempo que comenzara a filmar a su hermana, Raquel entró en contacto con 16 Novenos, una joven productora formada por gente prácticamente salida de la facultad con ganas de renovar, en la medida de lo posible, el lenguaje cinematográfico. Camino a Bollywood ha sido su primera experiencia en el largo, y todos la califican de «intensa».

Vanessa Vinyarás, que se encargó de la preproducción, se pasó el mes y medio del rodaje en la India colgada del teléfono, intentando solucionar los problemas logísticos que iban surgiendo. Antes, preparó el terreno con la Embajada española en Bombay y entrevistó a intelectuales indios afincados en Londres.

«Quería saber hasta dónde iba a llegar Sara», explica Raquel, «porque aquí, en Barcelona, la veía crecida, pero sabía que al llegar a la India la cosa iba a ser diferente. Ella es muy fantasiosa, y yo sabía que al llegar a Bombay y encontrarse con la realidad india, con los niños pidiéndote por la calle, algo iba a cambiar.Ahí reconozco que pequé de maquiavélica», explica.
Claro, una cosa es bailar en La Paloma y otra pasear por las calles de los suburbios de cualquier ciudad india. El concepto de evasión cobra sentido allí. «En realidad, es la historia de siempre», explica Raquel, «en tiempos de guerra o de depresión siempre se opta por mirar hacia otro lado y no afrontar la realidad.Sólo hay que ver la screw ball comedy, blanca y ligera, de los años 30 con Cary Crant en Estados Unidos. No fue hasta que pasaron unos años, en los 50, cuando algunos dramaturgos empezaron a escribir y filmar sobre aquella pobreza tan tremenda. Por no hablar de nuestro equivalente nacional, que son las comedias de Fernando Esteso y José Luis Pajares».

Raquel y Xavi, encargados del sonido, formaron el equipo de rodaje.Así de ligero. Rodaron en digital y en súper 8, «para no perder espontaneidad», explica Raquel. «Es que los indios ven una cámara y se vuelven locos. El equipo tiene que conocer a los personajes que participan en la película para que no sobreactúen o mientan.Con el chófer que nos acompañó durante todo el rodaje, por ejemplo, cojimos mucha confianza. El sueño de toda su vida había sido trabajar en el cine, desde pequeño. Pero cuando llegó a Bombay, lo probó y no le gustó».
Hubo algunas situaciones de cierta desesperación, como cuando estuvieron cinco días parados porque les faltaba un cable de sonido. Vanessa, desde el cuartel general de Barcelona, se desesperaba: «Yo pensaba, ¿cómo es posible que en la capital del cine mundial no encuentren un simple cable?». ¿Y cómo se tomaron que una catalana viajase hasta la meca del cine mundial para salir en una película? «Bueno, por una parte les gusta que les prefieran a la industria de Hollywood, pero, por otro, se han hecho tantas reinterpretaciones caricaturizadas por ingleses o franceses de Bollywood que a veces les molesta esa falsa condescendencia. Y el anuncio de la Coca-Cola o películas como Las bodas del Monzón no han ayudado a proyectar una imagen de lo que en realidad es».